¿Cómo preparar una buena pizza en casa? La respuesta ha sido divida en 8 puntos y no es para menos, ya que su elaboración no es algo que se pueda realizar en un par de horas, sino más bien en una o hasta dos jornadas de arduo trabajo culinario.
Preparar la pizza en casa, si se logra, da muchas satisfacciones; pero, si sale mal, lo más probable es que sea convierta en una frustración para quien la hizo, sobre todo por las horas y el esfuerzo invertido, por ello desde ya vale señalar que el riesgo de equivocarse es muy alto.
La periodista Alessandra dal Monte, de Il Corriere della Sera, ha enumerado 8 puntos bases que nos ayudarán a realizar una buena pizza en casa, y éstos son los siguientes:
1Utilizar la harina correcta
La harina correcta para la pizza hecha en casa no debe ser muy fuerte, lo ideal es un medida media, con un contenido de proteínas entre los 10 y 12 gramos. Si no se elige la más apropiada, se corre el riesgo de tener pésimos resultados: si se utiliza una harina demasiado suave, la levadura no realizará bien su trabajo y la masa se llenará de agujeros; por el contrario, si elegimos una harina demasiado dura, la pizza saldrá muy elástica y por consiguiente será difícil de digerir.
2No mezclar sal y levadura
Quienes tienen experiencia elaborando masas lo saben: la sal y la levadura no deben tocarse para evitar que la primera arruinare el efecto de la segunda. Si por desgracia esto llegase a ocurrir, no debe cundir el pánico, ya que basta disolver ambas en agua en dos recipientes y luego unirlas a la harina. La presencia del agua disminuye la “potencia” de la sal, reduciéndose así los daños que pueda ocasionar a la levadura.
3 Dejar reposar la masa
La masa de la pizza debe reposar dos veces. El primer reposo (de dos a tres horas) se realiza inmediatamente después de su elaboración para que trabaje la levadura; seguidamente, se divide la masa en porciones (entre 200 a 300 gramos cada una) y se disponen en una fuente. El segundo reposo (de entre seis a ocho horas) sirve más que nada para dar suavidad a la masa. Atención, si no se respetan estos tiempos, nos encontraremos con poner al horno un compuesto duro que al final arrojará pésimos resultados.
4 No manipular mucho la masa
Luego del segundo reposo llega el momento de extender la masa. Cada porción se trabaja de manera que cada una vaya adquiriendo la forma redonda de la pizza, esto se logra con movimientos circulares de las yemas de los dedos (hay quienes usan el rodillo, pero esto no es aconsejable). Vale recordar que manipular excesivamente la masa la vuelve rígida.
5 Ponerla al horno en una fuente adecuada
La fuente de la pizza no debe ser cualquier cosa. Para conseguir óptimos resultados de cocción se necesita de mucho calor, sobre todo partiendo de la parte inferior. No es recomendable utilizar la placa del horno, ya que es demasiado espesa, sino más bien una fuente de aluminio muy sutil.
6 No usar mozzarella demasiado húmeda
Antes de ponerla sobre la pizza la mozzarella, si está demasiado húmeda, se la debe “colar” para sacarle la mayor cantidad de agua, de otra manera mojará la pizza y cuando llegue el momento de cortarla, la parte central se desprenda en pedazos.
7 No exagerar con los ingredientes antes de hornear
Poner todos los ingredientes encima de la pizza es un error, ya que se quemarán antes de sacarla del horno. Lo ideal sería retirarla sólo cubierta de tomate, agregar la mozzarella cuando la cocción está por terminar e incorporar los demás ingredientes a razón del tiempo que necesitan para cocerse.
8 Cuidado con la temperatura del horno
Como se ha dicho la pizza necesita calor. En una pizzería la cocción es de 300 grados (horno eléctrico) o 450 (horno a leña). En un horno de casa estos picos de calor no son reproducibles, por tanto se recomienda usar la temperatura máxima, precalentar el horno hasta cuando la habrá obtenido, y no poner dentro la pizza todavía hasta que está bien caliente. Privilegien la modalidad estática con calor proveniente de la parte inferior; los hornos ventilados corren el riesgo de secar la pizza.