Hace un cuarto de siglo, el 26 de marzo de 1998, el Museo de Historia Natural de Milán fue testigo de un acontecimiento que marcaría un hito en la paleontología mundial. En la portada de la prestigiosa revista Nature, emergió Ciro, el primer dinosaurio descubierto en Italia.
Este pequeño carnívoro, de una nueva especie bautizada como Scipionyx samniticus, asombró a la comunidad científica por el asombroso estado de conservación de sus órganos internos, un fenómeno nunca antes visto en la historia de la paleontología.
Un fósil extraordinario
Tras sobrevivir 110 millones de años en las entrañas de la tierra, Ciro reveló un tesoro de información sobre la biología de los dinosaurios. Se pudieron estudiar minuciosamente células musculares, vasos sanguíneos, capilares e incluso restos de bacterias y comida en su intestino, proporcionando una visión sin precedentes de la fisiología de estos antiguos reptiles.
La sorprendente revelación de Ciro
A través de Ciro, se confirmó que algunos dinosaurios eran homeotermos, es decir, de sangre caliente, compartiendo esta característica con aves y mamíferos. Este hallazgo redefinió nuestra comprensión de la biología de los dinosaurios y su capacidad de regular la temperatura corporal.
La odisea de su descubrimiento
El descubrimiento de Ciro no estuvo exento de desafíos. A comienzos de 1993, su descubridor, Giovanni Todesco, quien bautizó al espécimen como “Cachorro” debido a sus mandíbulas dentadas, lo presentó al paleontólogo Giorgio Teruzzi del Museo de Historia Natural de Milán. Teruzzi lo identificó como un joven dinosaurio terópodo y lo nombró Ambrogio en honor al santo patrono de Milán. Al no ser un experto en estudios de dinosaurios, Teruzzi solicitó la ayuda de su colega, Giuseppe Leonardi. Según la legislación italiana, estos hallazgos son propiedad del Estado, y Todesco fue convencido por el periodista científico Franco Capone de informar del descubrimiento a las autoridades.
El 15 de octubre de 1993, Todesco entregó personalmente el fósil a la Dirección Arqueológica de Nápoles. El ejemplar fue incorporado a la colección de la Soprintendenza regional para los Bienes Arqueológicos de Salerno, Avellino, Benevento y Caserta de Salerno, a la cual sigue oficialmente perteneciendo. El 19 de abril de 2002, el fósil fue exhibido en el Museo Arqueológico de Benevento.
Todesco enfrentó acusaciones de robo y los carabineros confiscaron toda su colección de fósiles. En la presentación del fósil en Milán, a Todesco se le prohibió asistir. Finalmente, en 2004 llegó la absolución de la acusación de haber sustraído fósiles, reconociendo a Todesco como “un benemérito de la investigación y preservación del patrimonio cultural”.
Ciro, de Italia para el mundo
La historia de Ciro es una epopeya de determinación y colaboración entre científicos y periodistas que culminó en un hito paleontológico de proporciones épicas. Su legado sigue iluminando nuestra comprensión de los dinosaurios y el mundo que habitaron hace millones de años, un testimonio perdurable de la rica historia natural de Italia.