Para comenzar este artículo, me permito citar las palabras del Embajador de Italia en el Perú, Massimiliano Mazzanti, pronunciadas durante su discurso por la Fiesta Nacional de Italia. Con ellas, quiero subrayar la importancia de este año 2024, en el que se conmemoran 150 años de relaciones diplomáticas bilaterales entre Perú e Italia, 135 años de la fundación del banco italiano, hoy Banco de Crédito del Perú, la primera visita en 92 años del buque escuela de la Armada Italiana, Amerigo Vespucci, y el bicentenario del nacimiento de Antonio Raimondi.
Además, para todos los Amoretti en el Perú, este 2024 se celebra también el bicentenario del nacimiento de nuestro patriarca, Vincenzo Amoretti, contemporáneo de Raimondi y Garibaldi, y testigo de los primeros lazos de amistad y colaboración entre Italia y Perú.
Vincenzo Amoretti
Vincenzo Amoretti, hijo de Stefano Amoretti y Giovanna Maria Oneglia, nació el 11 de junio de 1824 en Oneglia, un pequeño pueblo costero en la riviera del ponente, actualmente Imperia, provincia de la región Liguria.
Desde joven, Vincenzo aprendió los secretos del mar de la mano de los grandes navegantes de la riviera ligure. Su habilidad al mando de los veleros lo llevó a participar en las guerras de independencia de 1849, cuando los reinos italianos se unieron para liberarse de la dominación austriaca. Bajo el liderazgo del rey Carlo Alberto, la causa independentista no logró su objetivo inmediato; las fuerzas austriacas vencieron a los independentistas, disolviendo cualquier intento de unificación italiana por el momento.
En ese contexto, tras la caída del rey Carlo Alberto, se desató una persecución contra quienes apoyaban la causa independentista. Vincenzo, junto con su hermano menor, Francesco, y su primo Antonio, tuvo que huir de Italia rumbo a Argentina, comenzando así su historia de inmigración.
Emigración a Sudamérica
Establecidos en las tierras del Río de la Plata, los hermanos y el primo Amoretti lograron alcanzar la solvencia económica después de algunos años, llegando a poseer un hermoso velero, el “Doria”, con el que realizaban labores comerciales tanto en las costas del Atlántico como del Pacífico sudamericano.
Así, los Amoretti vivieron el auge del transporte a vela en estas zonas. El mar se convirtió en una verdadera autopista que conectaba no solo ciudades, sino también países durante la década de 1850. Muchos otros ligures, atraídos por estas oportunidades laborales, comenzaron a emigrar con sus embarcaciones, especialmente a las costas del Perú. Entre ellos, un joven Giuseppe Garibaldi, quien para esos años ya se encontraba en Lima, siendo una figura destacada entre los italianos en el Perú.
¿Por qué el Perú?
Eran los años de la segunda revolución industrial. Los países más desarrollados necesitaban impulsar su agricultura no solo para alimentar a sus poblaciones y obreros, sino también para producir más materias primas como el algodón.
¿Qué necesitaban los países industrializados para que sus campos de cultivo produjeran más y mejor? Aquí entra en juego el motivo de tanto auge migratorio al Perú: el guano de las islas. Basta decir, por ejemplo, que, en esa época, un saco de abono de oveja resultaba en dos sacos de cosecha de trigo; en cambio, un saco de guano de las islas producía 25 sacos de cosecha de trigo. Por eso este producto era tan preciado y cotizado a nivel mundial.
La presencia de Garibaldi
Es probable que durante sus jornadas laborales en los mares peruanos, Vincenzo haya entablado una amistad con Giuseppe Garibaldi. Tal vez fue testigo de la pelea entre Garibaldi y el extranjero que insultó a los italianos en el Centro de Lima. Lo cierto es que, en esos años, Vincenzo era muy activo entre los italianos residentes en Lima, llegando a formar parte del Comité Italiano del Perú, una asamblea dedicada a tratar temas relacionados con la comunidad italiana y a reunir fondos para la causa de Garibaldi. Así lo muestra la edición de El Comercio del 1 de octubre de 1859, donde aparece como donante voluntario de una suma de dinero, junto a otros miembros de la comunidad italiana, para ser enviada al Comité Italiano de Londres.
Los primeros italo-peruanos
En esos años, Vincenzo conoció a nuestra tatarabuela, la chinchana Natividad Matías Chumbiauca, con la que tuvo en esa década tres hijos: Juana Amoretti, Carlos Alberto y Esteban Amoretti. Juana se llamó así en honor a su madre Giovanna, Carlos Alberto en honor al rey Carlo Alberto y Esteban en honor a su padre Stefano.
Los últimos años de la década de 1850 fueron muy duros para los Amoretti. El cambio de naves de vela a vapor afectaba terriblemente el negocio familiar. El «Doria» quizá todavía estaba preparado para seguir navegando, pero no estaba preparado para un terrible incendio que terminó por destruirlo frente al Callao.
Comenzar todo de nuevo
Sin trabajo y con hijos pequeños a su cargo, Vincenzo y su familia, junto con Francesco, decidieron no salir más de Chincha y trabajar las tierras de la tatarabuela Natividad. La producción de vino podría ser una nueva oportunidad para empezar desde cero. Pero no estaban solos, muchos compatriotas ligures también se estaban asentando en esas tierras donde la agricultura ofrecía generosos frutos para aquellos que la trabajaran con esfuerzo y dedicación.
El primo Antonio no compartía la misma opinión; él quería ir a otros lugares del Perú. Encontró una oportunidad de trabajo en Tarma y se mudó allí. Posteriormente, tendría una hija en esas tierras, Zoila Amoretti, quien más tarde sería la madre del presidente peruano más exitoso del siglo XX hasta la llegada de Alberto Fujimori, el Gral. Manuel A. Odría Amoretti.
La actividad vitivinícola comenzó a rendir frutos, y la pequeña empresa de vinos marca Amoretti ya estaba generando interés entre los lugareños. Para la década de 1860, Vincenzo y Natividad trajeron cuatro hijos más al mundo: Dorio, mi bisabuelo, nombrado así en honor a Andrea Doria y nuestro famoso velero Doria, junto con los pequeños Jesús, Filomena y Eduardo Francisco.
A partir de entonces, los Amoretti disfrutaron de una etapa de paz familiar, alejados del caótico mundo moderno limeño, hasta que a finales de la década de 1870 estalló la Guerra del Pacífico entre Perú y Bolivia contra Chile.
La guerra del Pacífico
Los resultados de la guerra, especialmente para los peruanos e italianos en estas tierras, fueron catastróficos. A principios de la década de 1880, Perú había perdido por completo y estaba invadido por las fuerzas chilenas.
En 1882, la apacible Chincha fue asaltada por las tropas del sur. Vincenzo fue nombrado delegado de los chinchanos para negociar con los invasores y evitar actos vandálicos. A pesar de sus esfuerzos, no pudo contener a los hombres del general chileno Patricio Lynch, quienes al ver las grandes barricas de vino de su negocio no dudaron en saquear todo y llevarse el trabajo de toda una vida.
El 5 de septiembre de 1882, las bodegas de Vincenzo fueron además bombardeadas por los chilenos. Fue así como él y sus hijos mayores tomaron las armas para defender a su familia, mientras el resto de ella huía a la sierra.
Organizó a los aguerridos chinchanos para enfrentarse a los chilenos. Los «montoneros comandados por el italiano Amoretti», como les llamaban, infligieron duros golpes a las tropas chilenas, destacando en la Plaza de Armas de Chincha, donde las fuerzas invasoras sufrieron graves bajas. Este incidente llegó a oídos del propio general chileno Patricio Lynch, quien pidió la cabeza del italiano Vincenzo.
Fueron días difíciles para la familia, que tuvo que vivir escondida para evitar la captura. Sin embargo, la rendición del Perú, el retiro de las tropas chilenas y la reconstrucción nacional finalmente trajeron días de calma.
El gesto de Vincenzo al defender la tierra que lo acogió a él y a su familia nunca fue olvidado por los chinchanos. En 2017, la familia Amoretti tuvo el honor de recibir la Medalla de la Ciudad en nombre de Vincenzo y sus actos heroicos, que quedarán grabados en oro en la historia de loa Amoretti en Perú.
Los últimos años
Nuestro patriarca, Vincenzo Amoretti, pasó sus últimos años en Chincha, acompañado de sus hijos y nietos. A principios del siglo XX, una grave enfermedad lo llevó a trasladarse a Lima para recibir tratamiento en el Hospital Italiano.
Su avanzada enfermedad hizo que nos dejara físicamente el 28 de junio de 1902, siendo enterrado provisionalmente en el cementerio Presbítero Maestro. Un error administrativo o un descuido familiar hizo que su cuerpo fuera sacado de su nicho y hasta el día de hoy, no sabemos dónde está.
Vincenzo Amoretti, nació en el mes de Italia y murió en el mes de Italia. Eso también es parte de nuestro orgullo de ser sus descendientes. Él, al igual que todos los Amoretti mencionados en este artículo, siempre están presentes para nosotros. No pasa un día sin que se hable de ellos. Pareciera como que en nuestra familia nadie muriera, y eso debo reconocer que también me llena de orgullo porque nunca olvidamos a nuestros antepasados.
Los descendientes
Aquí quiero recordar a mi abuelo Ysrrael Amoretti, hijo de Dorio Amoretti, que también tiene un lugar destacado en nuestra historia. Él fue parte de la primera promoción de aviadores civiles de la Academia de Elmer Faucett, sí, el mismo que da nombre a la famosa avenida que hoy conecta el Aeropuerto Jorge Chávez con el resto de la ciudad.
Me gustaría compartir brevemente su historia porque la encuentro fascinante. Él fue el primer aviador chinchano y el primero en poseer su propio avión, donado por la comunidad italiana de Chincha para establecer un servicio de correo aéreo entre Chincha y Lima.
Estamos hablando de los años 20 del siglo XX. Mi abuelo pilotaba un modelo Curtiss, el «Chincha- Perú», una aeronave pionera en la aviación mundial. Entre sus servicios destacaba el transporte de cintas de cine mudo de los años 20 entre Lima y Chincha, contribuyendo así al entretenimiento de la época. Posteriormente, él mismo adquirió un cinematógrafo para proyectar, lo que en aquel entonces era una verdadera revolución: la imagen en movimiento.
Así concluye mi relato. Espero que lo hayan disfrutado. Solo me queda desearle a Vincenzo, allá en el cielo: Tanti auguri per il tuo 200º anniversario!
Excelente historia y aprendí el porque Lima se acentaron los Italianos (Mis Tatarabuelos). Me gustó mucho. Gracias por compartir.