Era italo-peruano y se llamaba Francisco Bolognesi

En las páginas de la historia del Perú, Francisco Bolognesi brilla como un símbolo de coraje y patriotismo. Descubre los detalles de su vida y el heroico papel que desempeñó en la Guerra del Pacífico, que lo convirtió en un ícono de valor y sacrificio para todos los peruanos.

4063
Francisco Bolognesi Cervantes
Francisco Bolognesi, uno de los italo-peruanos más representativos de todos los tiempos.

Francisco Bolognesi Cervantes, nació en Lima en el actual jirón Caylloma N.º 125, entonces llamada calle de Los Afligidos, un 4 de noviembre de 1816, valgan coincidencias, su natalicio coincide también con el día central de la Festa delle Forze Armate de Italia.

Su padre fue Andrea Bolognesi, destacado violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova, que llegó al Perú en 1807; y su madre la arequipeña Juana Cervantes Pacheco. Tuvo seis hermanos, entre ellos Mariano Bolognesi, que llegó a ser también coronel de artillería y combatiente en la Guerra del Pacífico.

A raíz de la muerte de su padre, dejó los estudios y pasó a trabajar como ayudante en la compañía comercial de los señores Lebris y Violler, demostrando gran dedicación y logrando escalar puestos rápidamente (1832-1840). A los 19 años de edad ya era contador.

En 1840 consiguió algo de dinero y emprendió un negocio propio, relacionado con la explotación de coca, café y cascarilla, en la región montañosa de Carabaya, situada en el departamento de Puno.

Carrera militar

El 22 de julio de 1844, le tocó presenciar la Batalla de Carmen Alto, librada en una localidad vecina a Arequipa, acción en que las fuerzas constitucionalistas del general Ramón Castilla derrotaron a las del gobierno de facto del general Manuel Ignacio de Vivanco. Se cuenta que tuvo la osadía de cruzar, montado a caballo, la distancia que separaba a ambos contendientes, salvándose de morir por una descarga cerrada, que lo tumbó de su cabalgadura. Se dice que Castilla le ofreció un puesto en su ejército, pero Bolognesi optó por permanecer en la vida civil, arguyendo asuntos familiares y de negocios.

Sin embargo, en 1853, al estallar la tensión entre Perú y Bolivia, se alistó y fue seleccionado como segundo al mando de un regimiento de caballería, con el grado de teniente coronel. Si bien no estalló entonces la guerra con Bolivia, Bolognesi eligió permanecer en el ejército, y con el mismo grado de teniente coronel, pasó a ser 2.º jefe del Batallón Libres de Arequipa, participando en la revolución contra el entonces presidente Echenique, cuyo líder era el general Ramón Castilla.

Como militar, Bolognesi se especializó en el campo de la artillería, estudiando para ello en Europa de donde regresó al Perú en febrero de 1862, trayendo en total 54 cañones, armamento que fue saludado con regocijo por la población y fue probado con éxito en las playas de Conchán. Aunque no faltaron quienes, a través de la prensa, criticaron las adquisiciones. Bolognesi respondió en defensa del cuerpo de Artillería a través de un artículo que se publicó en el diario El Comercio, el día 7 de abril de 1862.

Fue nombrado Comandante General de Artillería, en marzo de 1862, mando en el que se mantendría hasta su retiro en 1871.

Guerra del Pacífico

Cuando la Guerra del Pacífico comenzó en 1879, Bolognesi, de 62 años de edad, se reincorporó al Ejército peruano, siendo nombrado comandante de la 2.º División destinada a operar en la campaña terrestre del Sur.

Participó activamente en las acciones contra las fuerzas chilenas, incluyendo las batallas de San Francisco y Tarapacá; en esta última, librada el 27 de noviembre de 1879, participó a pesar de encontrarse muy enfermo de fiebre, soportando las diez horas que duró la lucha. En esta ocasión se recuerda que dijo al final de la batalla: «Las balas chilenas apenas llegan a las suelas de mi bota», aludiendo irónicamente a un disparo que le había arrancado un tacón de sus granaderas.

El 3 de abril de 1880, Bolognesi asumió el mando del puerto peruano de Arica, sitiado por las fuerzas chilenas al mando del general Manuel Baquedano.

Bolognesi disponía apenas de poco más o menos de 1500 hombres, mal pertrechados y con escasas municiones; sin embargo, aceptó la misión y demostrando una actividad y un entusiasmo extraordinarios, procedió a levantar fortificaciones en Arica.

Tras la caída de la alianza peruano-boliviana, el mayor Juan de la Cruz Salvo fue enviado por el mando chileno, el 5 de junio de 1880, como parlamentario para intimar a Bolognesi la rendición de Arica. Salvo hizo énfasis en que la enorme diferencia numérica de soldados, armamento y logística entre ambas fuerzas, resultaría en un inútil derramamiento de sangre. Bolognesi le respondió: «Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho» y repitió su respuesta en presencia de sus oficiales y con el completo respaldo de estos.

La batalla de Arica

En la madrugada de 7 de junio de 1880, los chilenos desataran el asalto de Arica por el sector Este, donde se hallaban los fuertes Ciudadela y Este. Se inició así la batalla de Arica. La primera acometida chilena la recibió el fuerte Ciudadela, donde dieron férrea resistencia los batallones Granaderos de Tacna y Artesanos de Arica.

Caídos los fuertes Ciudadela y Este, Bolognesi ordenó a los batallones Iquique y Tarapacá (que se hallaban en el sector Norte) que se replegaran hacia el Morro; estos batallones estaban al mando del coronel Alfonso Ugarte.

En el Morro se concentraron 400 defensores peruanos al mando de Bolognesi, Manuel J. La Torre, Alfonso Ugarte, Roque Saénz Peña y Juan Guillermo More. Los chilenos asaltaron el Morro avanzando desde Cerro Gordo. En medio de la feroz pelea cuerpo a cuerpo que se desarrolló en la cima del Morro, el coronel Bolognesi cayó herido de bala, pero aún así empuñó su revolver para seguir luchando, instante en el que murió por efecto de un culatazo en la cabeza (otra versión habla de un balazo) y sus restos fueron defendidos por sus soldados hasta el exterminio de estos. Al lado de Bolognesi sucumbió el capitán de navío Juan Guillermo More, jefe de las baterías del Morro, que se batió hasta el último instante de su vida con un revólver y una espada en cada mano.

Los restos de Bolognesi fueron trasladados al Perú en julio de 1880, a bordo del transporte Limeña, junto con los restos de otros dos caídos en Arica: Juan Guillermo More y Ramón Zavala. Actualmente se encuentran en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.

Descendencia

Casado con la arequipeña María Josefa de la Fuente y Rivero, tuvo cuatro hijos: Francisco Bolognesi de la Fuente, abogado (1839-1878); Rosa Bolognesi de la Fuente (1841-1881); María Trinidad Bolognesi de la Fuente (1843-?); y Margarita Bolognesi de la Fuente (1845-1908).

De un segundo compromiso, con la camaneja Manuela Medrano Silva, tuvo otros cuatro hijos: Enrique Bolognesi Medrano (1860-1881); Federico Bolognesi Medrano (1861-1917); Augusto Bolognesi Medrano (1864-1881) y César Bolognesi Medrano (1866-1874). Federico, Augusto y Enrique lucharon también en la Guerra del Pacífico; los dos últimos fueron gravemente heridos en las batallas de San Juan y Miraflores, respectivamente, y fallecieron días después (enero de 1881).

Augusto y Enrique, hijos de Francisco Bolognesi, caídos en las batallas de San Juan y Miraflores

Un nieto suyo, Federico Bolognesi Bolognesi (hijo de Federico Bolognesi y Ana Bolognesi), llegó a ser segundo Vicepresidente del Perú, durante el gobierno constitucional del general Manuel Odría (1950-1956).

La carta de Bolognesi a su esposa

La grandeza de Bolognesi, no solo quedó comprobada por sus gestos de valentía en el campo de batalla, sino también en su rol de esposo, padre y ciudadano en diversas cartas que escribió a familiares, amigos y colegas de armas.

Una de ellas es la que le escribió a su esposa a pocos días de la batalla final en la que se inmolaría. En la misiva, un Bolognesi consciente de estar próximo al final de sus días, además de hacer responsables a los políticos de la época por la derrota, le pide a su esposa, María Josefa, que nunca reclame nada «para que no crean que mi deber tuvo precio».

A continuación el texto integral de la carta de Bolognesi a su esposa:

Arica 22 de Mayo de 1880

Adorada María Josefa,

Esta será seguramente una de las últimas noticias que te llegarán de mí, porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas, son latentes y determinantes. Los días y las horas pasan y las mismas como golpes de campana trágica que se esparcen sobre este peñasco de la ciudadela militar, engrandecida con un puñado de patriotas que tienen su plazo contado y su decisión de pelear sin desmayos en el combate, para no defraudar al Perú.

¿Qué será de ti, amada esposa, tú que me acompañaste con amor y santidad? ¿Qué será de nuestra hija y de su marido, que no me podrán ver ni sentir en el hogar común? Dios va a decidir este drama en que los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder, tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapaz conducta, la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada para que no crean que mi deber tuvo precio. Besos para ti y Margarita. Abrazos a Melvin.

Gino Amoretti
Direttore fondatore del giornale online Il Messaggero Italo-Peruviano. Scienze della Comunicazione, Università di Lima. director fundador del diario online Il Messaggero Italo-Peruviano. Ciencias de la Comunicación, Universidad de Lima.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí