El Gobierno italiano ha aprobado un decreto que modifica sustancialmente las normas de adquisición de la ciudadanía por derecho de sangre (ius sanguinis), poniendo fin a la trasmisión de la ciudadanía a bisnietos y tataranietos de descendientes italianos en el exterior.
La reforma, impulsada por el Ejecutivo de Giorgia Meloni, introduce por primera vez el requisito de demostrar una conexión efectiva con Italia para poder acceder a la ciudadanía por descendencia. El cambio busca frenar lo que las autoridades describen como una «carrera descontrolada» por el pasaporte italiano, que ha saturado los consulados y generado distorsiones en el sistema.
Nuevos requisitos
No habrá transmisión automática de la ciudadanía a descendientes nacidos en el extranjero si:
- Tienen otra nacionalidad.
- Sus padres y abuelos también nacieron fuera de Italia.
Excepciones: Se permitirá si:
- Un progenitor o abuelo nació en Italia.
- Un progenitor residió legalmente en Italia al menos 2 años antes del nacimiento del desacendiente.
- Si la solicitud de reconocimiento de ciudadanía italiana ya fue presentada antes del 27 de marzo de 2025.
Impacto en las comunidades en el exterior
Los datos oficiales muestran el alcance del cambio: de los más de 6 millones de italianos registrados en el exterior, cerca del 70% nacieron fuera del territorio nacional. En países como Argentina y Brasil, esta proporción supera el 90%.
El Ministerio de Asuntos Exteriores reportó que solo en 2023 se presentaron 92,539 solicitudes de reconocimiento de ciudadanía, con más de 135,000 trámites pendientes. La nueva normativa busca aliviar esta carga administrativa que ha colapsado los consulados, especialmente en América del Sur.
Fundamento jurídico
La reforma se basa en el principio internacional del «vínculo efectivo» (genuine link), reconocido en jurisprudencia como el caso Nottebohm de la Corte Internacional de Justicia. El Gobierno argumenta que la ciudadanía debe reflejar una conexión real con el país, no solo un ancestro lejano.
Transición y próximos pasos
El decreto entra en vigor inmediatamente, pero deberá ser ratificado por el Parlamento en los próximos 60 días. Las solicitudes presentadas antes del 27 de marzo seguirán el procedimiento anterior, lo que ha generado una última ola de trámites por parte de descendientes que buscan aprovechar las antiguas normas.
Esta reforma alinea a Italia con otros países europeos como Alemania y España, que ya limitan la transmisión generacional de la ciudadanía. El cambio marca el fin de una era en la política migratoria italiana, priorizando ahora los vínculos efectivos sobre los meros lazos sanguíneos: conoce más sobre esta modificación (italiano).